El proceso de Terapia Psicológica alude al intervalo de tiempo en el que un psicólogo recibe a su paciente con la firme intención de asistirlo en su problemática.
Durante este tiempo, el profesional de la “Salud Mental” le ayudará a comprender lo que le sucede apoyándose en principios psicológicos y trabajará para que pueda reducir o eliminar su molesta sintomatología.
Desde clínica de Psicología Erica López, os explicamos la importancia de acabar la terapia psicológica y de la intervención terapéutica, atentos.
¿Cómo se procede durante un proceso de Terapia Psicológica?
En la primera sesión, la entrevista terapéutica inicial, el psicólogo aterriza en el escenario vital del paciente, estableciendo relaciones sobre las que se apoyarán sus primeras formulaciones o hipótesis acerca del caso en cuestión, las cuales, serán reafirmadas o reformuladas tras una evaluación clínica, pormenorizada, a posteriori.
Para atinar en el diseño de la intervención terapéutica es necesario definir cuáles son los objetivos que queremos conseguir durante el proceso de tratamiento psicológico.
En ocasiones, se requiere de reajustes para amoldarnos a la situación vital actual del paciente, ya que pueden ir surgiendo otras problemáticas que se añadirían al motivo de consulta planteado, inicialmente.
¿Cuánto tiempo debe transcurrir entre sesiones?
Dependiendo de la gravedad de la sintomatología que porte el paciente y de lo paralizada que se encuentre su vida en el momento en el que acude al psicólogo, así se programan las sesiones terapéuticas. Conforme se vaya sintiendo mejor, las sesiones se irán espaciando en el tiempo.
Por lo tanto, resulta complicado vaticinar el número de sesiones que puede necesitar un paciente para que estas se vayan distanciando más, pero más difícil es adivinar el número de sesiones, de inicio a fin, que podría precisar para encontrarse mejor.
¿Cuándo llega el alta terapéutica?
El alta terapéutica se logra cuando la puntuación otorgada en esos objetivos, por el propio paciente, sea aceptable y le permita ser una persona funcional en el área evaluada en cuestión.
La mejoría va llegando paulatinamente, ya que el paciente va siendo capaz de poner en marcha recursos que tenía disponibles, pero de los que no era consciente, y de interiorizar las nuevas estrategias aprendidas durante las sesiones.
Obtiene una visión profunda acerca de sus fortalezas, por lo que puede utilizarlas más y mejor, es capaz de aceptar sus limitaciones e incluso de mejorar en esas competencias.
¿Qué dos variables ocasionan abandono terapéutico?
La variable “tiempo” juega, bastante, en contra cuando nos iniciamos en un proceso terapéutico. Llevamos mucho tiempo sintiéndonos mal, pero de repente, en unas pocas sesiones de Terapia Psicológica queremos alcanzar nuestro añorado bienestar mental.
Si los resultados no llegan o las mejorías se van notando más despacio de lo que nos gustaría, nos ponemos nerviosos y nos dejamos envolver por la impaciencia, abandonando así, el proceso terapéutico.
Esto supone no terminar lo que se empezó, por lo que no podremos comprobar, a ciencia cierta, si pudimos mejorar o no con la intervención psicológica planificada.
Por lo tanto, podemos afirmar con rotundidad que uno de los motivos de fracaso terapéutico es el abandono de la Terapia Psicológica.
Cuando nos iniciamos en este proceso terapéutico debemos de tener claro que los resultados no llegan con la inmediatez que nos gustaría.
Quizás, si la problemática es más conductual, el cambio llega con más prontitud, pero en la mayoría de casos, requiere de tiempo para poder asimilar y acomodar nuevos patrones, para poder entender, aceptar y digerir lo que nos pasa y, por supuesto, para aprender a afrontarlo de la mejor manera posible.
Otra variable que juega en contra, también, en el proceso terapéutico, ocasionando abandono, es la “visibilidad” del trabajo efectuado por el profesional de la “Salud Mental”. Cuando vamos al médico de cabecera porque nos duele algo, nos receta un fármaco y se nos quita el dolor, por lo que podemos emitir un juicio sobre el trabajo del doctor: “como me ha quitado el dolor y me encuentro bien, veo que ha hecho un buen trabajo”.
Sin embargo, el trabajo del psicólogo no se puede concretar en una única sesión terapéutica, ya que los resultados van llegando progresivamente, dentro de una vorágine de avances y retrocesos, todos ellos necesarios para mejorar.
Estar mal para lograr estar bien.
La sacudida emocional a la que se exponen los pacientes que se inician en una Terapia Psicológica no es fácil de asumir, ya que no nos gusta pasarlo mal o, por lo menos, no durante demasiado tiempo.
Por eso, en muchas ocasiones vamos posponiendo el ir al psicólogo pero, a su vez, vamos encontrándonos peor, programando una cita cuando ya estamos al borde de la desesperación.
Es necesario ser abanderado de la “valentía” para transitar por las consultas de un terapeuta. Pero es que, únicamente, podremos recomponernos a partir del más horrible y doloroso de los escenarios.
N.º de Colegiada MU04058.
Licenciada en Psicología, Máster en Psicología General Sanitaria, Máster en Sexología y Terapia de Pareja, Especialista en Terapias Contextuales y Especialista en La Caja de Arena. Cercana, empática, exigente y rigurosa en cuanto a la metodología de trabajo a seguir.