El Papel De La Pareja Estable En Nuestro Modelo De Sociedad:
Actualmente, hablar de pareja estable en nuestro modelo de sociedad parece algo imposible o caótico porque son muchas las variables y los estímulos que atacan a este tipo de relación; enamoramientos alternativos, interés por nuevas formas de definir y vivir la relación, falta de compromiso, rutina, aburrimiento, saturación, incomunicación, celos, mentiras, bajo deseo sexual, etc.
La realidad es que la pareja estable debe de vencer multitud de dificultades para seguir manteniéndose vinculada en armonía, ya que, de lo contrario, el fracaso sentimental estará a la vuelta de la esquina.
Los datos más recientes nos indican que en Estados Unidos se separan una de cada dos parejas, mientras que en Europa una de cada tres relaciones se acaba. Pero, seguimos con ganas de seguir relacionándonos en pareja después de los fracasos sentimentales, ya que seis de cada diez personas separadas vuelven a iniciarse en relaciones estables al cabo de poco tiempo.
Podemos concluir que, en el panorama actual de nuestro colectivo, conviven múltiples opciones de parejas; unas se unen, otras se separan temporalmente para retomar la relación después, las hay que se separan definitivamente y también hay personas separadas que vuelven a iniciarse en otras relaciones de pareja.
Tener Pareja Estable, ¿Una Necesidad O Una Elección Consciente?:
A diario, escucho a muchos pacientes que me expresan su deseo de iniciar una relación sentimental estable. Pero, la realidad es que no todos lo viven de igual manera y no todos están pasando por las mismas circunstancias vitales cuando me lo hacen saber.
Destacaría dos clases de pacientes que abundan mucho por mi consulta psicológica; hay quienes acaban de salir de una relación de pareja estable muy tormentosa y ya desean iniciarse en otra que los aleje de ese halo nada luminoso (suelen ser pacientes de corto recorrido terapéutico), pero hay otros que llevan militando en la soltería bastante tiempo y se ven, ya, preparados para abrir un nuevo capítulo sentimental en sus vidas (suelen ser pacientes de medio/largo recorrido terapéutico).
A todos ellos me gusta hacerles la misma pregunta; “¿Necesidad o Elección Consciente?”…
Con respecto al primer grupo, diré que las prisas por iniciar un romance nunca garantizan un comienzo sólido (ya dicen por ahí que no son buenas consejeras…).
De hecho, es bastante frecuente que la otra persona nos huela esas ganas y salga huyendo, aturdida por la desconfianza generada con estas dinámicas. Seguramente, esta persona, dadas las circunstancias, se haya podido preguntar; “¿Le gusto yo por lo que soy y/o represento o simplemente he llegado antes que otro candidato porque le hubiera valido cualquiera para saciar su ansia de relacionarse a toda costa?”.
Cuando esto sucede, normalmente, la persona que está deseosa de tener pareja estable no se plantea si está haciendo una mejor o peor elección, ya que su miedo a la soledad le abruma porque le señala, constantemente, que tiene la necesidad imperiosa de estar con alguien para calmar su malestar o desesperanza, por lo que tratará de cubrir carencias o vacíos emocionales a través de la compañía del otro.
Estas personas sufren mucho en las rupturas de pareja porque sus compañeros sentimentales les dan lo que a ellas les falta, convirtiéndose, de este modo, en generadoras de relaciones insanas basadas en la dependencia emocional.
Necesitamos darnos un tiempo para recuperarnos de una ruptura amorosa; para aceptar que esa persona (con la que teníamos proyectos vitales ilusionantes) ya no seguirá siendo nuestro referente amoroso y para analizar actuaciones positivas/negativas donde le pongamos la lupa a las peores para que encabecen nuestro listado de aspectos a mejorar de cara a nuestro próximo debut en el escenario sentimental.
En definitiva, necesitamos “sufrir de manera productiva” (para estar mejor), es decir, necesitamos trabajar en nosotros mismos para reconstruirnos “mejorados” y para poder ofrecerle a nuestra próxima relación, una versión de nosotros mismos más completa, más cualificada y más madura.
Necesitamos reubicar a nuestra expareja en nuestra vida, relacionándonos con ella del modo que cada uno sienta como más sano, pero siempre consiguiendo que su recuerdo ya no nos resulte perturbador.
Por otro lado, existen pacientes que desean relacionarse sentimentalmente a través de un vínculo sólido tras un tiempo apartados del mundo de las parejas estables y así lo expresan en Terapia Psicológica.
Estas personas conocen la importancia de hacer una “elección consciente” de pareja; normalmente, ya han trabajado en ellas mismas para positivar errores del pasado, confían en que ahora son una “versión mejorada” de sí mismas con respecto a cómo eran, en el pasado, con otras parejas y tienen claro que quieren elegir a un compañero que les sume y/o multiplique en su vida, pero nunca que les reste y/o divida.
Saben que no todas las personas son firmes candidatas a ocupar su corazón nuevamente, ya que han aprendido a tantear al otro según tres atractivos; “el atractivo físico”, “el atractivo emocional” y el “atractivo intelectual”.
Y aunque parezca que muchas personas puedan encajar en estos tres bloques, la realidad es que son pocas las que lo hacen y ellos se han preparado para darse cuenta de ello.
Cuando elegimos desde la consciencia, tenemos muchas menos probabilidades de elegir mal a nuestra pareja. Además, el saber que entre, muchísimas opciones posibles, eres la “perfecta opción” en un momento determinado, para otra persona, por “ser tal cual eres” y que ocurre lo mismo, al contrario, propicia que la relación de pareja empiece a forjarse bajo el marco de la seguridad y la confianza.
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Reflexión:
Partiendo de la premisa “No todo vale” y siguiendo por la de “No existe la persona perfecta”, sólo nos queda rematar con la de “Toda relación sentimental estable requiere de una construcción constante”.
N.º de Colegiada MU04058.
Licenciada en Psicología, Máster en Psicología General Sanitaria, Máster en Sexología y Terapia de Pareja, Especialista en Terapias Contextuales y Especialista en La Caja de Arena. Cercana, empática, exigente y rigurosa en cuanto a la metodología de trabajo a seguir.